Era nuestro sueño desde chavales, tal vez modesto,
pero eran otros tiempos. Poco importaba si de comida teníamos acelgas, pues la recompensa del postre bastaba para resistir a las repugnantes verduras y a la monótona cocina familiar. ¡Quién hubiera imaginado entonces que aquellos "petisuís" eran yogur y no queso! ¡Ay, la leche! Aquel misterioso nombre escondía tantas mentiras…